De la forma más delicada posible sin que apenas me entere de su presencia,
de sus movimientos
Con miedo a hacerme despertar, me cuida
Me protege,
vela por mí
Y yo lo noto, aun estando en el más profundo de los sueños
noto que está ahí, noto sus caricias,
sus suaves caricias por mi pelo, por mis mejillas
Por mi maldita alma
La toca,
y como una daga se clava hasta lo más profundo de mí
Haciéndose un hueco
Llenando el vacío que antes corría por mis lentas venas
Que bombeaban mi vago corazón,
y ahoraTrota cada vez que le siente acercarse
quién lo diría,
Cabalga cada vez que huele su aroma
Se desboca cuando siente recorrer su cuerpo desnudo
Y se deja hacer, se deja mecer en su esencia
Se da cuenta de que la paz reside en sus aterciopelados labios
En las luciérnagas que iluminan su mirada
Y en la felicidad que deslumbra su sonrisa diaria