martes, 6 de enero de 2015

Oh, penny

Sigo sin saber que escribir cuando no te escribo
Me faltan las palabras
mi mente se convierte en una nebulosa gris
de la que no logro deshacerme hasta altas horas de madrugada
entre caricias mal dadas, poco precisas y nada aterciopeladas

Podría ser que he perdido la poesía... La serenidad
aquellos malditos recovecos que quedaban con mi sensatez
Las ganas de vomitar todos esos versos que nunca debí haberte recitado
todas esas ganas que le pusimos y que acabaron por afilarse
y volverse en nuestra contra 
 Ahora, en este instante las escarchas de hielo se clavan en mis costillas
Y no hay suficiente calor ahí afuera para derretirlas





Vuelvo a cubrirme de hielo la piel, y de rojo los labios

Que manera tan estúpida de esconderme entre sus versos,
para así no recordar su mirada
para olvidar la niebla que cubría su sonrisa
Me escondo para que nadie,
nunca
me pueda volver a llevar al límite
Para que si un día voy corriendo no me haga parar su recuerdo,
y vomitar su pasado en estúpidas farolas recargables 
No recordar lugares dónde dejó su huella,
las suyas en mis piernas y las mías en su espalda

Eres el derroche de mis virtudes, por el suelo de tu ternura
Esas promesas que sólo llevaron a que tu piel se convirtiese en arena
cuando yo solo necesitaba agua
Eres esos besos que me llegaban hasta el alma
y tan solo pensabas que besabas piel y labios
Qué ironía 
Me enseñaste
sin darte cuenta
a dejar de ser tan fría, y ahora
Dime, ¿ Qué hago yo con tanto calor?

jueves, 1 de enero de 2015

Un mismo latido

No sé si lanzarme a tus sueños, y jugar a construir un mundo para ambos
Poner todas las cartas sobre la mesa, y que todas te apunten a ti

Abrir la ventana hacia tu risa y entrar como un aire frío
helarte
del verbo dejarte helado 

Y helarme contigo
para que luego,
nuestras yemas se encarguen de descongelarnos
poco a poco
de abajo a arriba 
o de arriba a abajo  
Y darme cuenta de que me da igual la posición
mientras comparta aliento contigo