desnuda,en una esquina sujetando por el extremo esa sábana que me ayudó a dormir
en tantas noches de desvelo, de pesadillas y de quejas interminables hacia tu ausenciaLos pies fríos, y la cabeza caliente. Y el teléfono en la mano
Sonando, incesante, a una llamada que nadie cogerá
Es el destino, me digo, es el puto karma
que me la quiere devolver con creces
después de tantos años de mimos, de caricias oscuras y de susurros incontenibles
decide darme la espalda, y clavármela hondoQué pena que ya ni sangro,me digo...
tan hondo que creo que ya ni sangro
Hubo una época atrás en la que no paraba, no hacia más que brotar de mí,
eran profundas, hondas y pesadas
Sonaban fuerte contra el suelo, chirridos crujientes en mi madera me alertaban
de qué, me preguntaba
De esto.
De que no iba a sangrar más, por muy hondo que fuese la hoja que me cortase
A si que aquí estoy
En una esquina, desnuda, y agarrando el pico de esa sábana que de tanto me salvó
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