Prefiero cambiarle el nombre
y llamarlo viento,
Viento que rozó mis yemas
y te dibujo en mis versos
Viento que me revolvía el pelo
en cada suspiro,
que me traía de nuevo tu olor con cada orgasmo
Viento que estremecía
hasta los muros más titánicos que protegían mi alma
Fuiste viento para mí
Fue como un soplo de calor y ternura en mitad de un frío invierno
Fue como sentarse frente a una chimenea,
pero eran tus ojos las llamas que incendiaban la madera aquella noche,
que hacían cenizas mis miedos y descosían sonrisas
El “amor” como muchos lo llaman,
no tiene una sola forma
No se viste en un solo cuerpo
y no da de comer a los mismos monstruos cada noche
Vive en un ático con grandes vistas para no aburrirse nunca
Siempre tiene una botella de Wisky esperando en la alacena por si un día él se rompe
Por si un día se ahoga con sus propios pensamientos
Por si un día necesitase rescatarse de ella
No se encuentra en grandes gestos shakesperianos,
ni en grandes palabras adornadas
No usa promesas ni embalsama mentiras con mieles de labios ajenos
Le gusta estar en el aire aunque siempre acabe por los suelos
Le gusta flotar en habitaciones oscuras iluminadas por almas reales
Resbalar por cinturas
y acabar en pestañas con forma de deseo
Fuiste y Eres viento para mí
Ese escalofrío que no te esperas
Que te da la vida cuando crees que ni siquiera sientes
Esa forma de mirar como si hubieses hecho el mayor puto descubrimiento del mundo
Y tan solo me tenías a mí delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario