vestida con su nombre, con su sonrisa y con su mirada penetrante
De pies a cabeza decidido a derribar el gran muro que me contiene,
decidido a escalarlo con esa maldita sonrisa de oreja a oreja,
a pasar al otro extremo, como si nada, como si fuese algo banal
Y yo (supuestamente) al otro lado,
observo como poco a poco mis excusas se diluyen en sus besos
se diluyen al igual que sus caricias en mi frágil piel
Y me doy cuenta, de que el único motivo para contenerme es el miedo a que,
esa tormenta, me derribe finalmente,
y me arrastre
no sé a dónde, pero me arrastre.
Y logre perderme en ella
Pero, habrá merecido la pena
Por el simple hecho de sentirle en mi piel
De que me recorra ese tacto electrizante.
Esa lluvia fría sobre mi cara
y sentir que por cada puto poro de mi piel,
se escapan sonrisas y anhelos de una vida juntos
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